Tal día como hoy...

Hace 31 años, por lo que cuentan mis padres, había nacido una más de la familia. Fue en Oviedo, y eso es lo único que puedo objetar, porque para una sportinguista de pro es un manchón en su DNI, pero en fin...le restaremos importancia al hecho. 

El tema es que parece mentira, pero ya hace 31 años de aquello. "El tiempo pasa volando", se ve que me estoy haciendo mayor para utilizar tal expresión.

Esto de ser una treintañera tampoco está del todo mal. Llevo un año adaptándome, y el trauma no es cuando van cambiando las unidades sino cuando lo hacen las decenas. Cambiar el 1 por el 2 se lleva bien; el 2 por el 3...bueno, es un poco más difícil; pero el 3 por el 4 ya es un trauma total. Una pasa a ser cuarentona con lo despectivo de la palabra en sí, aunque yo tengo claro que cuando llegue a esa decena seré cuarentañera.

Tampoco he llegado a ese fatídico momento donde en lugar de cumplir años te los vas quitando. Y si algún día lo hice, fue básicamente un error de cálculo ya que soy de esas que tienen que pensar en el año en que nacieron para decir la edad que tengo. Triste, pero cierto. Aunque en los cumpleaños siempre tienes gente que te recuerda tu edad con expresiones como "¡anda! ¡que los 31 sólo se cumplen una vez en la vida!" (Claro...no querrás que me adentre en un bucle infinito donde cumpla los 31 una y otra vez).

Las celebraciones también van cambiando con el paso de los años. Mientras estás en primaria, hasta los 12 años aproximadamente, lo suyo es invitar a los amigos a tu casa u otro recinto y degustar una amplia variedad de sandwiches, panchitos, patatas, aceitunas y diversas bebidas no alcohólicas. Si ya lo mezclas todo tal y como hacían mis amigas (especialmente Laura, Rocío, Diana y compañia...) y juntas coca-cola con fanta e introduces aceitunas y patatas es lo más.

Durante la ESO, de los 12 a los 16 (bueno, este tipo de celebraciones pueden reducirse a los 14-15 años), quieres irte a cenar con tus amigas a un bar tipo pizzeria o hamburguesería, aunque aún debes estar bajo la supervisión de adultos. Obviamente, quieres que estén lo más lejos posible ya que quedaríais muy mal ante ese grupo de chicos al que pertenece el que te hace "tilín" (a ti y a la mitad de tus amigas...).

En la siguiente etapa la celebración ya se alarga, no solo por las horas hasta que se celebra el cumpleaños, sino porque al día siguiente te seguirás acordando de él cada vez que te retumbe la cabeza o tu estómago te de algún tipo de señal. En este tipo de "festejo" lo único que quieres es salir a pasarlo bien, bailar y disfrutar con tu grupo de amigos. No importa la calidad de lo que comas o bebas tanto como la cantidad y no existen datos de hasta qué edad puede alargarse este tipo de celebraciones, depende de cada persona. Hay incluso casos de personas que después de alcanzar la siguiente etapa, han vuelto a esta por diversas circunstancias.

La última etapa a la que llegamos, y en la cual me encuentro, es aquella en la que celebrar el cumpleaños significa, como mucho, ir a comer con tu familia a un buen restaurante, llevar unas pastas al lugar de trabajo (si tienes la suerte de trabajar) e invitar a los amigos a una ronda considerando en este caso más la calidad que la cantidad.

Finalizando, que por escribir aquí aún no cobran, pero llegará el día en que lo hagan... No me puedo quejar de lo que me ha dado la vida, menos tal y como están hoy en día las cosas. Aunque es verdad que si soy lo que soy ha sido gracias al esfuerzo personal y el apoyo de todos los que me rodean, especialmente con los que comparto techo y parcela todos los fines de semana. Y ya que me suele costar mucho decirlo en persona y más aún demostrarlo, aquí dejo mi agradecimiento,  para que ellos y todos los que en algún momento de mi (corta) vida hayáis estado a mi lado lo podáis leer una y otra vez. Hoy he comprobado que es mucha gente. Es cierto que la tecnología (y sobre todo el Facebook) nos facilita mucho las cosas para no olvidarnos del día en que los demás cumplen años y felicitarles, pero para mí es igual de importante ya que me demuestra que hay gente dispuesta a perder aunque sean dos minutos de su tiempo en mí y sacarme una sonrisa.

Gracias a todos.