domingo, 30 de junio de 2013

Esto no es un adiós, es sólo un hasta pronto

Finaliza el curso (aunque los equipos directivos quizás sigamos trabajando...) y éste, además de haber sido un poco más duro que otros, se caracteriza porque finaliza una etapa en mi corta carrera profesional. Después de 8 años en tierras castellanas y leonesas (eso lo aprendí en estos años, porque sino diría castellano-leonesas) vuelvo a la tierrina, a Asturias.

No puedo quejarme ni de los destinos que he tenido ni de la gente con la que me encontrado ya que todos me han tratado bien. Es cierto que sólo he estado en tres coles, en tres destinos, pero en todos he estado bien (aunque esas nieves de Aguilar...).

CEIP Antonio Valbuena
Comencé en tierras leonesas, el Antonio Valbuena, en León. Y allí empecé a lo grande ya que mi plaza era de Audición y Lenguaje, lo que había estudiado, dar apoyo a niños con problemas de lenguaje, de uno en uno o de dos en dos... Pero en cambio empecé siendo tutora de 24 niños (y qué niños...) que me dieron mucha guerra pero fueron los que mejor recuerdo me dejaron.
También fui maestra de Audición y Lenguaje. Y coordinadora de ciclo.
No fue fácil el primer año de los tres que estuve, ya que por mucho que aprendas en la carrera, la experiencia es un grado y la mía era nula. Pero allí había maestras y maestros veteranos que me ayudaron, me asesoraron y me orientaron en la labor. Lidu y Víctor en primaria y Eva en audición y lenguaje siempre me echaron un cable ¡¡Bueno!! ¡¡y mis queridísimas conserjes!! Eva y Cristina que antes de que les pidieras algo ya lo estaban haciendo, con una silla siempre disponible para mí en su rincón y alguna como una madre.

Ángel, el dire, llegó un año después y no le pude considerar nunca jefe, aunque con lo que ascendió... Ahora que yo pasé también por esa experiencia puedo decir que mucho tuvo que aguantar, lo que se agradece más aún si cabe.


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