Hace 31 años, por lo que cuentan mis padres, había nacido una más de la familia. Fue en Oviedo, y eso es lo único que puedo objetar, porque para una sportinguista de pro es un manchón en su DNI, pero en fin...le restaremos importancia al hecho.
El tema es que parece mentira, pero ya hace 31 años de aquello. "El tiempo pasa volando", se ve que me estoy haciendo mayor para utilizar tal expresión.
Esto de ser una treintañera tampoco está del todo mal. Llevo un año adaptándome, y el trauma no es cuando van cambiando las unidades sino cuando lo hacen las decenas. Cambiar el 1 por el 2 se lleva bien; el 2 por el 3...bueno, es un poco más difícil; pero el 3 por el 4 ya es un trauma total. Una pasa a ser cuarentona con lo despectivo de la palabra en sí, aunque yo tengo claro que cuando llegue a esa decena seré cuarentañera.
Tampoco he llegado a ese fatídico momento donde en lugar de cumplir años te los vas quitando. Y si algún día lo hice, fue básicamente un error de cálculo ya que soy de esas que tienen que pensar en el año en que nacieron para decir la edad que tengo. Triste, pero cierto. Aunque en los cumpleaños siempre tienes gente que te recuerda tu edad con expresiones como "¡anda! ¡que los 31 sólo se cumplen una vez en la vida!" (Claro...no querrás que me adentre en un bucle infinito donde cumpla los 31 una y otra vez).