Ayer nos levantamos con la triste noticia: Manolo Preciado falleció de un infarto. El día antes de su presentación en el Villarreal, su gran corazón no aguantó más después de todos los golpes que la vida le había dado.
El Molinón rinde homenaje |
Parece que hay personas que nacen con estrella y otros que nacen estrellados. Y yo no sabría donde ubicar a Manolo porque es cierto que la vida le ha castigado de una manera injusta, pero él siempre respondió con una sonrisa y se enfrentó a los problemas sin gustarle que nadie se compareciera de él. Él mismo era una estrella y sin embargo nadie le pondría al nivel de Guardiola o Mourinho. Porque él no quería, porque era discreto y para nada mediático.
Una persona sin pelos en la lengua, claro y directo. Una persona entrañable. Un luchador nato que siempre fue capaz de levantarse tras los duros golpes que la vida le fue dando.
Obviamente yo no le conocía personalmente, pero cuando todo el mundo coincide en que era una gran persona por algo sería. Esto es fácil cuando una persona nos deja, pero de él lo decían en vida. Allí donde iba era bien recibido y nunca se escuchó en ningún campo ninguna palabra ofensiva hacia él. Imagino que fuera tampoco.